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viernes, 17 de abril de 2020

La mano romana del Marq, el valor de lo unico




La pieza de bronce encontrada en Lucentum se exhibe en el Museo Arqueológico de Portugal en Lisboa desde el día 19 como una de las más destacadas de Europa

Cristina Martínez 12.02.2020 DIARIO INFORMACION 



En el año 2010, el Hermitage de San Petersburgo la exhibió en la Sala San Jorge, que meses antes había ocupado el busto de Nefertiti. El holandés Drents Museum de Assen la mostró en 2017, en un espacio expositivo que precede la zona de muestras permanentes de ese centro que recibe al año más de 300.000 visitas. En 2018, el Museo Arqueológico Nacional la seleccionó entre las 150 piezas más destacadas de la arqueología española, para la exposición con la que celebró su siglo y medio de historia. Ahora, el Museo Arqueológico Nacional de Portugal la expondrá a partir del próximo día 19, dentro de un programa con el que pretende mostrar las piezas más destacadas de los museos europeos.

La mano romana encontrada en Lucentum en 2005 se ha convertido ya en la pieza estrella del Museo Arqueológico de Alicante y en una de las más demandadas por otros centros expositivos, al tratarse de un unicum, es decir, una pieza que presenta elementos que no se han documentado hasta ahora. Dos características hacen que se defina así: por un lado, la empuñadura de la espada con doble cabeza de águila, algo de lo que no hay más piezas documentadas; y por otro, que tampoco se ha encontrado hasta ahora una mano de bronce unida a la espada.

«Ellos han apreciado el valor y la singularidad de esta pieza para ese ciclo expositivo que exhibe las mejores de los centros europeos», asegura el director del MARQ, Manuel Olcina. «Para nosotros es un orgullo porque han sabido valorarla como pieza única que es; ya la conocían y la pidieron específicamente. Les mandamos los catálogos donde está publicada, además de documentación y el audiovisual para que complementen la exposición».

El antebrazo de bronce viaja así a Lisboa, donde se podrá ver hasta principios de mayo, también como correspondencia al préstamo de piezas que su museo nacional ha realizado para la exposición Ídolos que ahora se puede ver en el MARQ.

La mano, que habitualmente es la pieza central de la sala permanente dedicada a Roma en el museo alicantino, «es una pieza demandada, muy importante». De hecho, en estos momentos hay una copia exacta en la exposición de tesoros del MARQ que se muestra en el Museo Nacional de Irán, en Teherán.

Será el propio Olcina quien monte la pieza en el museo de la capital portuguesa, además de ofrecer una conferencia sobre su historia. «Después volverá de nuevo a su sitio, de momento no hay otro préstamo pendiente».


Singularidad

La empuñadura con el águila bicéfala no aparece en ninguna pieza similar. Tanto es así que cuando se encontró en el yacimiento de Lucentum se dudaba de su autenticidad. «Tuvimos que ir a congresos internacionales y exponer todos los detalles de localización, incluso publicamos un libro para que todo el mundo dispusiera de los datos, por eso nadie ha podido ya dudar». Olcina la define como «rara y original». «Son estas cosas que aparecen una vez en la historia; un unicum, algo singular y exclusivo que no existe en otra parte».

Atendiendo a las dimensiones de la mano, se estima que la estatua a la que pertenece rondaría los dos metros veinte y pertenecería a un emperador o familiar destacado, ataviado con uniforme militar que asiría la espada en la mano izquierda. «Estaría emplazado en uno de los pedestales del foro de Lucentum. Sería una de las imágenes más impactantes que los ciudadanos de la antigua Alicante contemplarían al recorrer el espacio del foro».

«Yo estoy esperando que alguien me pueda decir qué significa la empuñadura porque es algo que no existe en el mundo romano ni griego. No sabemos qué quieren decir las dos cabezas de águila porque algo tiene que significar, tienen que ser símbolos oficiales... algo significa pero como no hay otra igual no podemos entenderlo». Tampoco se ha podido identificar a quién pertenece, afirma el director del MARQ. «Si supiéramos a qué emperador representaba podríamos bucear en la historia de ese período y ver si encontrábamos algo similar, pero tampoco lo sabemos».

Lo que está claro es que no hay nada igual. «Tenemos una cosa exclusiva en Alicante»

miércoles, 30 de noviembre de 2016

El misterio del águila bicéfala de Lucentum

                                                                                                 Marq


El gran misterio que encierra la mano de bronce romana que empuña una espada con una excepcional águila de dos cabezas de Lucentum, hasta hoy se trata de la única pieza del mundo romano con un águila bicéfala sigue siendo hoy por hoy un enigma para los expertos.




Fuente: EFE | 26/04/2015 Las Provincias

Alicante, 26 abr.- Del siglo I d.C., esta mano izquierda que sostiene el pomo de una espada ceremonial con el águila bicéfala es la única parte que se conserva de una escultura erigida a un emperador ataviado de militar (se desconoce quién) que se salvó de la refundición de los siglos posteriores, debido, probablemente, a su valor como talismán.

Esta escultura, que lleva el característico anillo imperial con el trazo de un “lituus” (representa el bastón de los sacerdotes augures), debió medir unos 2,2 metros de altura y su excepcionalidad radica en que es la primera y hasta ahora única pieza del mundo romano que incluye un águila con dos cabezas.

Por su incalculable valor y singularidad, ya ha sido exhibida en la Sala del Trono (o de San Jorge) del prestigioso museo Hermitage de San Petersburgo (Rusia) con motivo del año ‘España en Rusia’ en 2011, y posteriormente también en Assen (Holanda).

Está expuesta en el Museo Arqueológico de la Diputación de Alicante (MARQ), cuyo director técnico, Manuel Olcina, ha afirmado a Efe que la “extravagancia” de este “unicum” (único en latín) está en su exclusividad, sin más ejemplos artísticos de la civilización romana ni tampoco referencias literarias.

Fue descubierta el 23 de marzo de 2005 (un Miércoles Santo) en una excavación dirigida por Olcina y Rafael Pérez Jiménez (arquitecto de la Diputación y responsable de la conservación del yacimiento) al frente de un equipo formado por arqueólogos, restauradores, dibujantes, topógrafos, encargados y peones, aunque los que tuvieron la fortuna de toparse ese día con la pieza y extraerla fueron los arqueólogos Antonio Guilabert y Eva Tendero.

Su aparición supuso una pequeña gran revolución, ya que hay numerosos ejemplos en la cultura romana de águilas (a menudo para presentar a la legión o al dios Júpiter) de una cabeza, pero nunca de dos.

Al principio, una parte de la comunidad científica dudó de su autenticidad pero la incredulidad fue dando paso a la sorpresa y a su puesta en valor a medida que avanzaban los procesos de estudio, validación, publicación y comunicación en congresos internacionales.

Los expertos se afanan desde entonces en tratar de descubrir el motivo por el cual el taller donde se fabricó, seguramente en alguna provincia de la actual Italia, Grecia o Turquía, escogió un águila bicéfala, ya que no hay “explicación ni paralelos”.

“Al ser el retrato oficial de un emperador, no puede ser una improvisación del artista sino que tiene que querer decir algo, seguramente un mensaje que fue repetido en otras obras que están por encontrarse”, ha razonado Olcina.

Ante la falta de evidencias científicas que desentrañen la incógnita, se especula que las dos cabezas puedan simbolizar Oriente y Occidente, que representen dos poderes o dos legiones distintas.

Un águila bicéfala protagoniza el escudo de Rusia pero no proviene de los romanos sino en la caída del imperio Bizantino, momento en el que los zares heredaron esta simbología.

Los bizantinos, a su vez, habían tomado el águila bicéfala de los Selyúcidas musulmanes turcos y el único antecedente de este símbolo se halla en la civilización Hitita (dos mil años antes en la misma zona), aunque sin una aparente conexión directa.

De 6.110 gramos, 35 centímetros de largo y 11,2 de ancho, otra aportación de la mano de Lucentum es que el característico gesto de los dedos del emperador, sujetando el pomo de la espada para que la hoja repose en el antebrazo, ha facilitado saber que era precisamente una espada lo que habrían llevado en un principio otras manos romanas halladas con la misma disposición, pero que se han encontrado vacías, como la estatua acorazada de Sancti Petri (Cádiz), del siglo I-II a.C.

Olcina ve “probable” que en el futuro aparezca otra pieza romana parecida, ya que “sería ilógico” que la de Lucentum fuera la única.

Mientras tanto, se han hecho dos réplicas exactas, una de las cuales se puede tocar a pocos metros de la original en una de las salas del MARQ, y la otra en el yacimiento, situado en el Tossal de Manises.

La pieza se encontró a un metro de profundidad del Foro y, por los restos de su estrato, se cree que había sido colocada sobre una puerta como elemento de protección y mágica.

“A veces me preguntan qué cosa excepcional me gustaría hallar en mi trabajo, y yo les respondo que ya lo he encontrado”, ha relatado a Efe, satisfecha, la arqueóloga Eva tendero, que hace una década tuvo la suerte de ser la persona del equipo que se topó con la pieza cuando, en ese momento, excavaba codo con codo con Antonio Guilabert.